Misoprostol, ¿dónde puedo comprarlo?

El misoprostol es un medicamento abortivo que fue creado originalmente con la intención de funcionar como tratamiento para combatir las úlceras gástricas. Con el paso del tiempo, su uso ha ido evolucionando hasta llegar a la ginecología y obstetricia; es excelente auxiliar durante la labor de parto. No obstante, su uso más frecuente en la actualidad es para inducir un aborto. Si bien, el misoprostol genera fuertes contracciones uterinas, las cuales, con ayuda de la mifepristona, logra expulsar el producto de la matriz.

¿Dónde puedo comprar misoprostol?

Debido a su uso original (y que en el empaque queda prohibida la administración para mujeres embarazadas), el misoprostol se puede encontrar en cualquier farmacia, y se puede comprar sin necesidad de una receta médica, esto va a depender del lugar. No obstante, hay otros medios de conseguir este medicamento, rara vez las mujeres requieren a lugares públicos a comprar este medicamento, piensan que su venta es ilegal o el hecho de abortar las hace sentir incómodas o “delincuentes” comprando este producto, es por este motivo que la mayoría recurre a sitios de internet donde la venta es, en grado alto, insegura, o bien, buscan las pastillas en los mercados negros. El punto es que consiguen el misoprostol a través de medios un poco “clandestinos”. Las mujeres prefieren conseguir el medicamento por su cuenta y realizar el procedimiento por ellas mismas, creyendo que es extremadamente fácil -aunque sí lo es, siempre y cuando sea realizado por personas expertas-. La realidad es que abortar en una clínica de abortos siempre va a ser la mejor opción, ya que ellas proveen el medicamento, así como toda la discreción que necesitas para sobrellevar esta situación, y, por si fuera poco, te sometes con personas profesionales en la materia, las cuales son expertas en los tratamientos. No expongas tu vida al realizar el tratamiento por ti misma, porque si bien, es un procedimiento sencillo, realizarlo por tu propia cuenta podría ser peligroso por el simple hecho de no contar con la supervisión médica necesaria.